
Cirugía de acceso a diálisis
¿Por Qué se Necesita un Acceso Vascular para Diálisis?
La hemodiálisis es un tratamiento vital para pacientes cuyos riñones han dejado de funcionar adecuadamente (Insuficiencia Renal Crónica Terminal). Este procedimiento limpia la sangre eliminando toxinas y exceso de líquido mediante una máquina («riñón artificial»). Para que la hemodiálisis sea efectiva, es necesario poder extraer un gran volumen de sangre del cuerpo, hacerlo pasar por el filtro de la máquina y devolverlo al paciente de forma continua y eficiente durante varias horas, generalmente tres veces por semana.
Las venas superficiales normales no tienen la resistencia ni el flujo sanguíneo suficiente para soportar este proceso repetidamente. Por ello, se requiere crear quirúrgicamente un Acceso Vascular permanente y fiable.
Objetivo de la Cirugía de Acceso Vascular
El propósito de esta cirugía es crear un sitio en el cuerpo, usualmente en un brazo, que permita conectar fácilmente al paciente a la máquina de diálisis. Este acceso debe ser duradero, proporcionar un flujo sanguíneo alto y ser capaz de resistir las punciones repetidas con las agujas de diálisis.
Tipos Principales de Acceso Vascular Permanente
Existen dos tipos principales de accesos vasculares permanentes que se crean mediante cirugía:
- Fístula Arteriovenosa (FAV): Es considerada la mejor opción y el «estándar de oro» siempre que sea posible crearla. Consiste en la unión quirúrgica directa entre una arteria y una vena cercana, habitualmente en el antebrazo o brazo. Al conectar la arteria (con mayor presión y flujo) a la vena, ésta última empieza a dilatarse y sus paredes se engrosan, un proceso conocido como «maduración». Tras varias semanas o meses, la vena fistulizada se vuelve lo suficientemente fuerte y grande para ser puncionada fácilmente para la diálisis. Las FAV tienen la ventaja de durar más tiempo y presentar menos riesgo de infecciones y formación de coágulos (trombosis) comparadas con los injertos.
- Injerto Arteriovenoso (Prótesis Vascular o AVG): Es la segunda opción, utilizada cuando las venas del paciente no son adecuadas para crear una FAV funcional (por ser muy delgadas o estar dañadas). En este procedimiento, se implanta un tubo sintético (prótesis o injerto) bajo la piel, que sirve de puente entre una arteria y una vena. Las punciones para la diálisis se realizan directamente sobre este tubo protésico. Los injertos pueden usarse generalmente antes que las fístulas (requieren menos tiempo de maduración), pero tienden a durar menos tiempo y tienen una mayor incidencia de complicaciones como trombosis e infecciones.
(Nota: Existen también los catéteres venosos centrales como acceso temporal, pero no son la opción ideal a largo plazo por su mayor riesgo de infección y daño a las venas centrales).
El Procedimiento Quirúrgico
La creación de una FAV o un AVG es una intervención quirúrgica realizada por un cirujano vascular. Generalmente se lleva a cabo de forma ambulatoria o con una estancia hospitalaria muy corta, y a menudo se utiliza anestesia local o regional (bloqueo del nervio del brazo).
Maduración y Cuidado del Acceso
Es fundamental entender que, especialmente la FAV, necesita un tiempo de maduración después de la cirugía (desde 6 semanas hasta varios meses) antes de poder ser utilizada con seguridad para la diálisis. Durante este periodo, y también una vez en uso, el acceso vascular requiere cuidados especiales para protegerlo (ej. no permitir que se tome la presión arterial o se extraiga sangre de ese brazo, evitar cargar peso excesivo, mantenerlo limpio). El equipo de nefrología y diálisis proporcionará instrucciones detalladas sobre su cuidado.
El Papel del Cirujano Vascular
El cirujano vascular es el especialista encargado de:
- Evaluar los vasos sanguíneos del paciente (a menudo con un «mapeo» mediante Eco-Doppler) para determinar el mejor tipo y localización para el acceso.
- Realizar la cirugía para crear la fístula o implantar el injerto.
- Realizar el seguimiento y tratar posibles complicaciones que puedan surgir con el tiempo (estenosis, trombosis, aneurismas del acceso, infecciones).
Conclusión
Disponer de un acceso vascular funcional y bien cuidado es esencial para recibir un tratamiento de hemodiálisis eficaz y seguro. La planificación anticipada y la creación de una Fístula Arteriovenosa como primera opción, siempre que sea viable, ofrecen las mejores perspectivas a largo plazo.