La angioplastia y la colocación de stents son procedimientos endovasculares fundamentales empleados en la cirugía vascular para tratar problemas circulatorios derivados de obstrucciones o estrecheces significativas en las arterias.

Particularmente en la Enfermedad Arterial Periférica (EAP), las arterias que suministran sangre a las extremidades inferiores (piernas) u otras áreas pueden estrecharse debido a la acumulación de placas ateroscleróticas (grasa y calcio). Esta condición puede manifestarse con síntomas como dolor al caminar (claudicación intermitente), dolor en reposo en etapas avanzadas, o incluso conllevar un riesgo de pérdida de la extremidad por isquemia crítica.

El procedimiento de angioplastia es una técnica mínimamente invasiva diseñada para restaurar el flujo sanguíneo adecuado. Se realiza mediante la inserción de un catéter delgado (un tubo flexible) a través de una pequeña punción arterial (usualmente en la ingle). Guiado por fluoroscopia (rayos X), este catéter, que lleva un balón desinflado en su extremo, se avanza hasta el sitio de la estrechez. Una vez allí, el balón se infla, comprimiendo la placa contra las paredes de la arteria y ensanchando el lumen (canal interior) del vaso.

En numerosos casos, para optimizar los resultados y mantener la permeabilidad arterial a largo plazo, la angioplastia se complementa con la implantación de un stent. El stent es una estructura de malla metálica, similar a un pequeño tubo expandible, que se coloca en el segmento tratado de la arteria. Actúa como un andamio interno, proporcionando soporte estructural y previniendo el retroceso elástico o la re-estenosis (que la arteria vuelva a estrecharse). Existen diversos tipos de stents, incluyendo aquellos recubiertos con fármacos (stents liberadores de fármacos) que ayudan a minimizar el riesgo de re-estenosis.

Estas técnicas endovasculares representan una alternativa eficaz y menos invasiva que la cirugía abierta tradicional para muchos pacientes con EAP u otras afecciones arteriales obstructivas (como estenosis de arterias renales o carótidas, en casos seleccionados). Permiten tratar las obstrucciones con menor riesgo quirúrgico, facilitan una recuperación más rápida y ofrecen excelentes resultados en términos de alivio sintomático y mejora de la calidad de vida.

Posterior al procedimiento, es crucial seguir un régimen terapéutico específico, que habitualmente incluye medicamentos antiagregantes plaquetarios (como aspirina y/o clopidogrel), para asegurar el correcto funcionamiento del stent y prevenir la formación de trombos. El cirujano vascular indicará el plan de tratamiento y seguimiento individualizado.

Si usted presenta síntomas sugerentes de enfermedad arterial periférica, es recomendable una evaluación por un especialista vascular para determinar si la angioplastia, con o sin colocación de stent, es el tratamiento más adecuado para su condición.